Santa Eulària: la jueza condena a Khün a seis meses de cárcel por las obras ilegales en Tagomago |
(Diario de Ibiza, 10/02/2018)
El empresario ha recurrido la sentencia, que también le inhabilita durante dos años como promotor
José María Alonso. De poco le ha servido a Matthias Kühn, al menos por ahora, contar como abogado con el famoso exfiscal del caso Noos, Pedro Horrach, porque la jueza ha rechazado la petición del abogado de anular el proceso contra el empresario alemán y lo ha condenado a seis meses de cárcel por las obras ilegales que realizó en el islote de Tagomago en los años 2007 y 2008.
La sentencia no es firme y ha sido recurrida ante la Audiencia Provincial, por lo que, al menos por ahora, no tendrá que ingresar en prisión, pero si la Audiencia ratifica esta sentencia y, finalmente, los juzgados logran averiguar si el alemán cuenta con antecedentes computables, podría pasar unos meses en la cárcel. Por el momento, los juzgados españoles ignoran si Khün tiene o no antecedentes penales.
El Ministerio Público reclamaba dos años de cárcel para este empresario alemán, propietario de la entidad mercantil Khün&Partner, y lo mismo para Guido Hecker, ejecutor de las obras ilegales en el islote, a los que acusa de la presunta comisión de un delito contra la ordenación del territorio y otro contra el medio ambiente. La Fiscalía de Ibiza reclamaba un año de cárcel por cada uno de los dos delitos.
Finalmente, la titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ibiza, la magistrada Martina Rodríguez, ha absuelto a los dos acusados del delito de contra el medio ambiente, pero les ha condenado por el de ordenación del territorio. Además de los seis meses de prisión, la jueza ha impuesto a Khün y Hecker una multa de 5.400 euros a cada uno (18 meses multa a diez euros diarios) y les ha inhabilitado durante dos año para la profesión de promotor y constructor, respectivamente.
Sin autorización
La sentencia señala que «las obras se realizaron sin autorización, extremo conocido por el constructor» y que «no contaban con el preceptivo de la conselleria balear de Medio Ambiente». La jueza, además, rechaza el argumento de que «el silencio administrativo amparaba la realización de las obras ante la no contestación del Ayuntamiento de Santa Eulària».
El juicio contra Khün y Hecker se celebró el 21 de septiembre. Horrach, en sus conclusiones, insistió en que se habrían vulnerado los derechos fundamentales de su cliente porque «se ha invertido la carga de la prueba».
«Uno de los supuestos hechos delictivos por los que se acusa a Khün ni siquiera ha sido calificado como infracción por el Ayuntamiento de Santa Eulària, la única administración competente para determinar si una obra es autorizable o no, y, por otro lado, la comisión de Medio Ambiente del Govern dictó en junio de 2012 un informe favorable sobre la legalización de la vivienda», remarcó la defensa del empresario.
Cemento, piedra y hormigón en un islote protegido
Los condenados ejecutaron las obras pese a que Tagomago cuenta con un gran nivel de protecciónLas obras por las que han sido condenados Matthias Kühn y Guido Hecker se ejecutaron sin autorización previa a pesar de que Tagomago, aparte de Área Natural de Especial Interés (ANEI) del más alto nivel de protección, también es Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), dentro de la Red Natura 2000 de la UE.
Los condenados pavimentaron un área de 470 metros cuadrados adyacente a la vivienda denominada Can Domingo, donde antes solo había campo (se incluye una rampa de 40 metros cuadrados de piedra seca junto a la piscina) y construyeron un muro de cemento de nueve metros de longitud y tres de altura. También hicieron un camino de piedra y cemento de 1,5 metros de ancho y 20 metros de largo para unir la casa principal con otras edificaciones donde se ubicaban los aparatos de aire acondicionado, lavadoras y otros electrodomésticos y grupos electrógenos. Igualmente ampliaron con tres filas de bloques de hormigón la contrucción donde se instaló el grupo electrógeno y se almacenaba el combustible, y construyeron un vial empedrado de 80 metros para unir la vivienda con el camino del faro, así como, en la zona del embarcadero, una caseta de piedra y cemento (1,2 metros de alto por 1,2 de ancho) en cuyo interior se guardaba un «motocarro».