(Diario de Mallorca, 12/10/2011)

Los trabajos para demoler el discutido paso elevado de Porto Cristo entraron ayer en su fase definitiva, cuando operarios de la empresa navarra Erri-Berri empezaron a cortar la superficie por tramos para su eliminación

SEBASTIÀ SANSÓ. La tranquilidad con la que habitualmente despierta en otoño la zona portuaria de Porto Cristo era ayer solo un recuerdo, solapado por el celebérrimo puente del Riuet. Trabajadores, máquinas y mucho ruido inundaban un vecindario ya demasiado acostumbrado a los sustos que la obra, estrenada en 2004, les ha causado en los últimos meses.

Unas barreras negras, colocadas a ambos lados de la infraestructura, tapaban la visión hacia el interior. Algunos turistas paraban para curiosear por entre las rendijas, de dónde salía el estruendo metálico que ensordecía el diálogo de conversaciones cotidianas y tertulias de terraza.

Desde abajo, técnicos de la empresa navarra especializada en demoliciones Erri-Berri SL, engarzaban un andamiaje entre los pilares para que, dentro de una semana, la grúa que desmonte por piezas el puente pueda maniobrar sin el peligro y para minimizar un posible colapso. A un lado, sobre el agua, otro entre la veintena de operarios, coordinaba los trabajos de instalación de la gran red que ya cubre, y hasta que acaben los trabajos dentro de unas cinco semanas, la parte inferior de las estructura: "Que además de para evitar la caída de escombros, sirve para la conducción de los lodos que se crean al cortar", explicaba serio el arquitecto y jefe de obra, Santiago Rivas.

Esa era la palabra y la acción. El deseo para unos y la evidencia más temida por otros; la constatación de que no hay vuelta atrás. La operación parece sencilla y ensayada, sobre la superficie, libre ya de cualquier resto de asfalto y aceras, varias máquinas radiales armadas con discos de distintos diámetros, seguían unas líneas paralelas amarillas separadas por unos 50 centímetros. "Es mejor no pisar por fuera de ellas", advertía Rivas. Las paralelas delimitan por dónde pasan las dos vigas de acero bajo la superficie. A uno y otro lado es por donde se troceará el puente.
Y el ruido emana de ahí. "Se trata de hacer lo que denominamos pre-cortes", pequeñas acequias de un par de centímetros de ancho por 25 de profundidad realizadas por dos clases de discos, que se introducen entre el hormigón como cuchillos entre la mantequilla, hasta que las chispan ordenan parar. A partir del lunes, otra máquina (esta vez con un disco de 1,60 metros) perpetrará "el corte definitivo". "De momento no hay problemas y vamos cumpliendo los plazos previstos".

El Govern correría con parte de los gastos

"Finalmente parece que el Govern está dispuesto a correr con un tercio de los gastos de la demolición del puente", con estas palabras, el alcalde de Manacor, constataba anteayer la buena voluntad del ejecutivo Bauzá para desembolsar parte de los 276.000 euros que cuesta el entuerto, contra lo que la oposición a Pastor preveía. "Aquí no interesa si yo me llevo o no me llevo bien con el president; he conseguido más de este Govern en tres que del anterior Pacte en cuatro años, donde sólo encontré buenas palabras y muy pocos hechos".