Manacor: ´Los dos estribos del puente serán peatonales y servirán como miradores´ |
(Diario de Mallorca, 28/90/2011)
Jefe de obras de la demolición del puente del Riuet de Porto Cristo. Desde Navarra hasta Mallorca para tirar abajo una obra millonaria de 2004. Es, a grandes trazos, la misión de este joven arquitecto de la empresa especializada Erri-Berri SL. El tiempo (8 semanas) y el dinero (276.000 euros) parecen estar en su contra.
SEBASTIÀ SANSÓ. Es normal que Santiago Rivas (Pamplona, 1979) se ciña a sus menesteres como arquitecto de la empresa navarra de demoliciones Erri-Berri, y deje a un lado las turbias cuestiones políticas y judiciales, que han hecho del puente del Riuet de Porto Cristo un protagonista constante durante el último año. Tiene ocho semanas por delante de trabajo y maquillaje para que no quede ni rastro de la polémica obra de 2004.
—¿Cuáles son las fases para ´desmontar´ el puente?
—La primera es una fase de implantación de la obra y retirada del mobiliario urbano, una vez cortados y desviados los servicios. Después pasaremos al escarificado del asfalto y al picado de las aceras para dejar solo la estructura del tablero de hormigón a la vista. Esto durará unas dos semanas.
—¿Y cuándo pasarían a la fase dura?
—A partir de la segunda semana de octubre, que será cuando habilitemos unas timbras para que sujeten el puente una vez que se corte la losa. Después con sierras de disco cortaremos el puente desde el vano hasta los extremos. Simultáneamente una grúa con plataforma irá cargando los escombros.
—¿Eso se traducirá en muchos días de polvo y ruidos?
—El ruido será inevitable durante dos o tres semanas, pero polvo levantaremos más bien poco.
—¿Y eso?
—Al mismo tiempo que vayan cortando, las máquinas van desprendiendo agua, lo que transforma el polvo en una especie de lodo que caerá a través de un sistema de canalón.
—¿Y fin de la historia?
—No. Después vendrá lo más espectacular, cuando tengamos que desmontar con grúas los cajones de acero en trozos de unos 12 metros de largo. Acto seguido llegará ya la última fase, cuando se demolerán las pilas del puente.
—¿Y los laterales?
—Los estribos, según consta en el proyecto del Ayuntamiento, se pavimentarán para que sean peatonales y se colocarán barandillas para que sirvan de miradores a ambos lados.
—¿Dónde irán los escombros?
—Se machacarán y se llevarán a una planta de transformación de la isla.
—¿Qué opina de la rocambolesca historia política y judicial del puente?
—No puedo valorarla.
—Siendo ustedes una empresa especializada en demoliciones por toda la península, un puente de estas características ¿Representa alguna dificultad?
—Más que técnicamente, la dificultad radica en lo apurado de los plazos que tenemos y lo ajustado del presupuesto (276.000 euros). El secreto está en tener un equipo muy bien coordinado y tener claros los objetivos de antemano en cada jornada. La mayor complejidad es enlazar un trabajo con otro y que todo salga bien.
—¿Y si hay contratiempos?
—Es lo que le decía, en una obra de demolición siempre hay pequeñas dificultades. Desde que se averíe una máquina importante y no haya recambio inmediato, hasta que haya problemas con el izado de las grandes piezas. Mire, precisamente mañana [por hoy] llega desde Navarra vía Barcelona, una retroexcavadora de 15 toneladas con un demoledor secundario de hormigón y un martillo hidráulico, uno de los problemas podría ser que la góndola que la trasporte hasta aquí no pase por alguno de los puentes de la carretera...
—¿Cuántos obreros de Erri-Berri van a trabajar en el proyecto?
—Ahora mismo somos ocho, pero cuando tengamos maquinarias más pesada llegaremos a ser entre 12 y 15 trabajadores.
—Los fines de semana se van
—En principio sí. Los trabajadores son personas y necesitan ver a sus familias y desconectar. Creo que después de la mina este es el trabajo más duro. Aunque no descartamos quedarnos algún fin de semana según los plazos.
Se eliminan las señales y los protectores laterales
Efectivos de la brigada municipal colaboraron con la empresa de demoliciones durante toda la jornada
S. SANSÓ PORTO CRISTO Más trabajadores y más intensidad. Está fue la imagen ayer sobre el puente elevado del Riuet de Porto Cristo. Tras un primer día tranquilo, a primera hora de la mañana, ocho efectivos de la empresa navarra Erri-Berri y dos más de la brigada municipal de Manacor, comenzaron a desmontar la señales de tráfico, los indicadores y las papeleras de la infraestructura.
Simultáneamente, fueron picando con taladros las aceras y el asfalto para poder retirar, por un lado los protectores metálicos entre los carriles para vehículos y las aceras peatonales, y por otro los azulejos que mantenían en pie las farolas públicas.
Cabe recordar que durante esta semana se procederá a delimitar el especio de seguridad dentro y fuera del cauce del Riuet, y al desmonte de barandillas, aceras y el picado del asfalto; trabajos iniciales que permitirán que los comercios y restaurantes adyacentes puedan, de momento, mantener sus puertas abiertas hasta la segunda semana de octubre.