(Diario de Mallorca, 21/05/2010)

M. CAÑELLAS. LLUCMAJOR. Agentes del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) paralizaban ayer a las 20,30 horas las obras de construcción del nuevo colegio Puig de Ros. La celeridad en la ejecución del proyecto ha levantado gran malestar ente los residentes de la zona que además de denunciar molestias por el ruido aseguran que el ayuntamiento de Llucmajor ha vulnerado la legislación urbanística.

Según explicaron, las obras se iniciaron pasando por alto permisos, calificación del suelo y saltándose la normativa urbana, o al menos, sin haber aprobado las modificaciones necesarias para ello. La sesión plenaria de marzo daba luz verde al cambio de usos y a la modificación puntual del Plan General, con el visto bueno de todos los grupos políticos, un requisito indispensable para legalizar el proyecto. El solar pasaba de esta manera de equipamiento deportivo a ser un espacio de uso educativo. Las obras, sin embargo, "ya habían comenzado", aseveran.

Los vecinos se quejan, asimismo, de que el proyecto no ha respetado el retranqueo estipulado en la normativa municipal. El muro, o cerramiento, del centro debe estar separado cinco o seis metros del edificio, indican, y no lo han cumplido, añaden.

Por su parte, el alcalde Joan Jaume recuerda que el proyecto se ciñe a la legislación vigente y que se han ejecutado todos los trámites urbanísticos para ello. "La obra es legal", amén de las quejas de los vecinos, que también denuncian daños en una zona verde producida por el tránsito de los camiones. Según afirman, en este enclave han depositado, además, todo tipo de escombros y basura, una tesitura que, en su opinión, pone en riesgo la seguridad de los niños.

Jaume, sin embargo, insiste en la necesidad de las infraestructuras escolares, que "cuentan con el apoyo de la comunidad educativa, instituciones y el resto de vecinos".