Sant Antoni: las máquinas se instalan en la finca de Cretu para iniciar hoy su completa demolición |
(Diario de Ibiza, 7/05/2009)
Todo preparado para que esta mañana se inicie el derribo de la obra, en cumplimiento de las sentencias judiciales. La mansión, de 3.000 metros cuadrados, debe haber desaparecido en tres semanas
Catorce años después de que se presentara la primera denuncia contra las obras de la mansión de Michael Cretu en Santa Agnès, ayer al mediodía llegaron las máximas excavadoras que materializarán su derribo a partir de hoy. Aunque desde hace una semana los trabajadores de Erri Berri ya están desmantelando tabiques y carpintería, está previsto que esta mañana empiecen a demolerse los muros, de tal modo que en 21 días no quede rastro de la mansión ilegal de 3.000 metros cuadrados construida en la cima de un monte protegido.
SANTA AGNÈS | JOAN LLUÍS FERRER Las excavadoras regresaron ayer a la finca de Michael Cretu. Sin embargo, esta vez no vienen para construir nada, sino para derribar la vivienda de 3.000 metros cuadrados de superficie construida de forma ilegal en 1996. Dos potentes retroexcavadoras giratorias de cadena de la empresa navarra Erri Berri quedaron instaladas a mediodía en los patios exteriores de la casa, y para esta mañana está previsto que comiencen los trabajos de derribo de los primeros muros, según confirmaron empleados de la citada empresa. El pasado día 27 de abril comenzaron ya a desmantelarse puertas, ventanas, techumbres y otras partes desmontables.
Las dos máquinas desembarcaron en el puerto de Eivissa a las siete y media de la mañana, procedentes de la Península, y acto seguido se dirigieron a Santa Agnès, montadas sobre sendas plataformas tiradas por camiones y acompañadas por varios coches con operarios. Dos kilómetros antes de llegar a la vivienda, en un descampado junto al camino asfaltado que bordea es Pla de Corona, las plataformas descargaron las máquinas y se procedió a prepararlas para que cubrieran, por su cuenta, el trayecto restante. Se adosaron neumáticos en sus cadenas para evitar deteriorar el asfalto, aunque finalmente se terminó prescindiendo de este elemento.
A la una del mediodía, y tras cortar la circulación por este camino asfaltado, las dos retroexcavadoras se pusieron en marcha hacia la casa de Cretu. A la velocidad del paso de una persona y emitiendo un sonoro estrépito que rompía el habitual sosiego de este paraje agrícola, las máquinas iban sorteando con dificultad las curvas y estrecheces de la vía. Casi una hora después, ambas franqueaban la verja de entrada a la finca, situada al pie del monte, que volvió a ser inmediatamente cerrada por los vigilantes de seguridad que la propiedad tiene contratados.
Por la tarde, las máquinas fueron probadas ya en el emplazamiento desde el que empezarán a trabajar hoy por la mañana. Otros trabajadores de la empresa se dedicaban a podar almendros y otros árboles colindantes con el camino de acceso del Pla de Corona para facilitar el intenso tránsito de camiones que se prevé para los próximos días, ya que deberán evacuarse los escombros que genere la obra. El plazo previsto por Erri Berri para completar la demolición de la casa es de tres semanas.
Los abogados de la propiedad, que ayer se reunieron con el alcalde de Sant Antoni, José Sala, para valorar la situación, no autorizaron a este periódico a realizar fotografías de la demolición. De hecho, trabajadores que participan en los trabajos dijeron que también se les ha prohibido usar sus teléfonos móviles para captar fotos. [Nota de Disúrbia: mal fet, s'ha de poder donar-ne testimoni perquè aquesta demolició pugui tenir un efecte exemplificador]
Los ecologistas del GEN, a través de su dirigente Neus Prats, que estuvo en el lugar presenciando la llegada de las máquinas, consideran que la demolición de la vivienda de Cretu representa «un antes y un después en el urbanismo ibicenco, un auténtico punto de inflexión», pues si antes los ayuntamientos «daban licencias en cualquier lugar y de cualquier manera, ahora, gracias a este caso, se están empezando a cumplir las leyes». «Mucha gente en Eivissa no tenía fe en que se derribara esta casa, porque creía que el dinero era una vacuna contra el cumplimiento de la ley, pero se ha visto que no es así y que incluso gente tan adinerada como esta debe cumplir las sentencias», afirmó Neus Prats.