(Diario de Mallorca, 20/12/2008)

Los arquitectos declaran que ordenaron apuntalar los forjados y el otro detenido lo niega

B.PALAU /F.ARMENDÁRIZ. PALMA. Juan Bonet Cifre, el jefe de obras del hotel Son Moll, que se derrumbó el pasado martes en Cala Rajada causando el fallecimiento de cuatro trabajadores, manifestó ante los investigadores que el Ayuntamiento de Capdepera les apercibió de que carecían de licencia de obras "para cubrirse las espaldas". El joven detenido, que quedó en libertad con cargos ayer a las dos y media de la madrugada, admitió en su declaración ante la magistrada de guardia de Manacor y el fiscal coordinador de siniestralidad laboral, Miguel Ángel Anadón, que recibió tres notas del Consistorio indicando que les faltaba la licencia de obras. Según su versión, la persona encargada de entregarle las notificaciones era el celador o bien el aparejador municipal, quienes le indicaron en alguna ocasión que las guardara. Bonet añadió que estos funcionarios incluso le explicaron que era para que el Ayuntamiento "se cubriera las espaldas".

El jefe de obras, que es arquitecto técnico e inicialmente está imputado por un delito de homicidio imprudente y otro contra el derecho de los trabajadores, recordó que la primera nota la recibió poco después de empezar la obra de reforma del hotel; la segunda, a final de octubre y la última, en noviembre. El joven negó rotundamente haber recibido una orden de paralización de la obra por parte del Consistorio y argumentó que incluso le avisaban para que fuera a pagar las tasas preceptivas para cortar la calle para ejecutar la obra.

Acusación particular.

El bufete Pomar, que ejerce la acusación particular en representación de la familia de una de las víctimas mortales, tiene previsto pedir la imputación del alcalde de Capdepera y del celador por su posible responsabilidad en los hechos. La acusación ha solicitado al juzgado de instrucción número 2 de Manacor, encargado de investigar el siniestro laboral, que practique una serie de pruebas y que requiera a los imputados las escrituras, la póliza del seguro, las licencias, el plan de seguridad, el proyecto de seguridad, el proyecto básico y el proyecto de ejecución, entre otra documentación.

Precisamente, la magistrada de guardia de Manacor ordenó ayer de madrugada que los dos arquitectos arrestados, Arturo Vila y José Luis Pujol, ambos defendidos por Gabriel Garcias, presentaran de forma inmediata a primera hora de la mañana, a las ocho y media, el proyecto de ejecución. La documentación finalmente fue entregada en el juzgado competente, apenas cuatro horas más tarde de que los dos profesionales quedaran en libertad.

Contradicciones.

Las declaraciones en relación al proyecto de ejecución de la obra fueron contradictorias. El jefe de obras, asistido por el abogado Alberto de Juan, manifestó que nunca llegó a tener en sus manos un proyecto de ejecución que incluyera la totalidad de la obra en todos sus aspectos. Por su parte, los arquitectos confirmaron que el proyecto de ejecución existía y que había tenido que ser sometido a modificaciones a medida que surgían incidencias. Arturo Vila puntualizó ante el fiscal que el proyecto no estaba visado por el colegio de Arquitectos. Además, el profesional reconoció que en el proyecto ejecutivo inicial no había ninguna documentación en relación al ala del hotel que resultó siniestrada.

Libro de incidencias.

Otro de los puntos controvertidos en las pesquisas es la existencia o no del libro de órdenes o libro de incidencias. Por un lado, el jefe de obras, que trabaja para los constructores imputados, defendidos por el letrado Eduardo Valdivia, alegó que "nunca había visto el libro de órdenes y de incidencias en esa obra". El joven manifestó que él se encargaba de redactar las actas de todas las reuniones que mantenía con los arquitectos y que estas aparecen reflejadas en su agenda. Mientras, por otro lado, la dirección facultativa apuntó que las actas que escribía el jefe de obras "hacían las veces de libros de incidencias".

Cruce de acusaciones.

Los arquitectos y el jefe de obras se cruzaron acusaciones y trataron de descargar la responsabilidad unos a otros en otro aspecto clave, el apuntalamiento de todos los forjados del hotel Son Moll. Arturo Vila se mostró contundente al destacar que ordenó a Juan Bonet el apuntalamiento de los forjados de las tres plantas e incluso, días antes del siniestro, insistió en que los tres pisos tenían que estar apuntalados. Según su versión, en los forjados no había puntales, sí en otras zonas. Además, incidió en que dio la orden de no trabajar hasta que no se apuntalara el lugar. El aparejador, José Luis Pujol, confirmó esta versión. En cambio, el jefe de obras dijo que no recibió ninguna instrucción al respecto y que no era cierto que le dieran esa orden.

Agua y muro de carga.

El hecho de no haber apuntalado el forjado podría haber debilitado un muro de carga que se derrumbó debido a un colapo de la fachada exterior. Esta hipótesis es una de las que manejan los investigadores sobre las causas del derrumbe. Además, hay que añadir la copiosa lluvia caída en 48 horas. Los tres arrestados coincidieron ante la jueza que el agua que se acumuló en la terraza, así como la obstrucción de los sumideros, pudo ser determinante en el colapso del edificio. El agua pudo filtrarse en los materiales y aumentar el peso de la estructura, propiciando el derrumbe.