Sant Josep: MAB admite que pactó con Matutes crear un campo de golf con tierras de la autovía |
(Diario de Ibiza,22/04/2008)
Casi todos los testigos que ayer desfilaron por el juicio civil celebrado en relación al vertido de tierras de la autovía del aeropuerto coincidieron en afirmar que estos acopios tenían como finalidad la posterior construcción de un campo de golf. De hecho, el propio gerente de la constructora MAB, Matías Arrom Quetglas, desveló en la vista que existió un acuerdo entre su empresa y el Grupo Matutes para que los vertidos se ajustaran a este proyecto. Según Arrom, el Govern nunca les pidió que se retirara la tierra depositada, y la propia Fiesta Hoteles siguió pidiéndoles más material incluso tras solicitar que retiraran el ya depositado.
Eivissa | Joan Lluís Ferrer. Matías Arrom Quetglas, gerente de la empresa MAB, constructora de la autovía del aeropuerto, admitió ayer ante la juez haber llegado a un acuerdo con Fiesta Hoteles para depositar tierra procedente de esta obra sobre la finca que dicha empresa tiene en Platja d´en Bossa, extenderla a lo largo de su superficie y hacerlo de manera que se ajustara al proyecto de campo de golf que estaba previsto llevar a cabo en este lugar. Para ello, la empresa del Grupo Matutes proporcionó planos a MAB para que el vertido de estas tierras coincidiera al máximo con este campo de golf.
Arrom Quetglas reconoció también que la parte sobrante de la tierra originada por las excavaciones de la autovía debería haber ido a un vertedero autorizado, tal y como preveía el proyecto, pero que no se hizo así para poder proporcionar este material al futuro campo de golf. «No era un vertido provisional, sino definitivo», señaló el gerente de MAB.
A preguntas del abogado de la constructora, Matías Arrom agregó que, de haber sido un vertido sólo provisional «no se hubiera hecho de esta manera, la tierra no se habría esparcido tanto, sino que se habría concentrado más», formando grandes montones en menor espacio.
Estos hechos fueron dados a conocer por Arrom en el juicio civil celebrado ayer en Eivissa a raíz de la demanda interpuesta por el Grupo Matutes contra MAB por no haber retirado en el plazo establecido las tierras depositadas en su finca. Este grupo empresarial pide una indemnización por la demora en esta retirada.
Antonio Matutes, presente
La existencia del pacto entre MAB y el demandante fue confirmada luego por el jefe de la obra, Fernando Jiménez, quien, al igual que Matías Arrom, señaló que dicho acuerdo fue verbal y se adoptó en una reunión celebrada en julio de 2006 en la que participaron, además de él, Antonio Matutes -en nombre del Grupo de Empresas Matutes- y Raúl Alonso, por parte de MAB, entre otras personas. «Allí se acordó usar esa tierra para el golf», afirmó Jiménez.
Los dos miembros de la constructora, además, afirmaron en el juicio que el Govern balear era consciente y toleró en todo momento esta actuación. Pese a ello, Jiménez y Arrom explicaron que ni la conselleria de Obras Públicas ni la de Medio Ambiente les pidieron jamás que retiraran la tierra depositada. «La conselleria de Obras nunca nos pidió que sacáramos la tierra de allí», manifestó Arrom.
El propio director de la obra de la autovía por parte del Govern balear, José Morey, al ser preguntado por el abogado de MAB, si había oído hablar del acuerdo con el Grupo Matutes, encogiéndose de brazos, respondió: «Como quien toma un café», dando a entender que tenía conocimiento extraoficial del mismo. «En todo caso, la dirección de obra está al margen de estas cosas», señaló Morey.
El representante del Govern admitió que la tierra sobrante debería haber ido al vertedero autorizado, según figuraba en el proyecto.
«Era para hacer un golf»
Por su parte, el decano del Colegio de Ingenieros de Balears, Carlos Garau, autor de un peritaje sobre el asunto, fue tajante al declarar: «Se hizo un acopio definitivo de tierras para poder hacer un campo de golf. No era un acopio provisional». Preguntado si coincidía el perímetro vertido de tierra con el futuro campo, respondió: «Sí, coincide, y lo que no coincide le falta muy poco para que alcance su forma real».
El autor del diseño del futuro campo, Marco Martín Cabrero, reconoció que su proyecto afirma -hasta en 22 ocasiones, según recalcó el abogado Zaforteza- que el campo de golf era «deficitario» en tierras, por lo que se vertieron 390.000 metros cúbicos en su perímetro. Sin embargo, Martín destacó en todo momento que esa tierra «se aceptó como condicionante». «Nos pidieron que acogiéramos un excedente de tierra», aseguró. En otro momento señaló que ese volumen «no hubiera sido necesario», pues en anteproyectos anteriores no se contemplaba esa aportación.