La arquitecta de Andratx declaró ante el juez que Eugenio Hidalgo no la presionaba |
(El Mundo, 9/02/2008)
EDUARDO COLOM | ESTEBAN URREIZTIETA
PALMA.- La arquitecta municipal de Andratx varió diametralmente su testimonio ante la Fiscalía en sólo una semana, pasando de asegurar que "el alcalde no le presionaba en su trabajo" a declarar que recibía presiones de Eugenio Hidalgo "para informar favorablemente" en determinados proyectos. Unas presiones supuestamente ejercidas "a través de funcionarios" e incluso personalmente y de forma telefónica en otros casos.Esta modificación en las confesiones de María Isabel Seguí no fue fortuita: se produjo siete días después de que el fiscal de Medio Ambiente Adrián Salazar le ofreciese un pacto. "O declaras en contra de Hidalgo, Massot y Gibert o iremos también a por ti".
Esa fue su oferta, según se desprende de las conversaciones intervenidas por la Guardia Civil del móvil de la propia funcionaria municipal. Una propuesta que realizó tras exhibirle certificaciones falsas expedidas por ella y advertirle que tenía muchas más en su poder.
El 6 de noviembre de 2007, apenas 21 días antes de que el Instituto Armado asaltase el Ayuntamiento de Andratx para detener a Hidalgo y a Gibert, Seguí fue llamada a declarar por el Ministerio Público. Le esperaba el auténtico cerebro de lo que más tarde se bautizó como Operación Voramar: Adrián Salazar, fiscal de Medio Ambiente de Baleares.
Durante aquel encuentro, Seguí no destapó ninguna trama de corrupción en la que estuvieran implicados los líderes del PP. Este diario ha tenido acceso a la declaración íntegra. Tras ser preguntada por el fiscal Salazar "si detectó la existencia de certificados falsos para obtener licencias", detalló que cuando advertía de que la certificación no se ajustaba a la realidad "la apartaba"; que "allí quedaba"; y que después "nadie le presionaba" para que la tramitase.
En el curso de esta primera confesión, la técnico de Andratx aseguró que "el alcalde directamente no la presionaba en su trabajo en general, ya que normalmente eran los funcionarios de Urbanismo los que le comunicaban que algo era urgente". Lo máximo que dijo respecto a Hidalgo se redujo a una insinuación. "Fui apartada de mi cargo cuando comencé a comprobar que las cosas no se llevaban con el rigor necesario".
Confesión poco alumbradora
Fue al término de la primera confesión, poco alumbradora para el caso Andratx que investiga el juez Álvaro Latorre, cuando Salazar le propuso a Seguí que cooperase. De lo contrario, la denunciaría. Si inculpaba a Hidalgo, Massot y Gibert, la exoneraría de cualquier tipo de responsabilidad penal por firmar certificados falsos a sabiendas de que infringía la ley. Seguí valoró la oferta y el 13 de noviembre le esperaba en la sede del Ministerio Público Salazar, esta vez, acompañado de su colega de la Fiscalía Anticorrupción Juan Carrau. El pretexto por el cual volvió "voluntariamente" fue oficialmente que se había "leído detenidamente en su casa su primer testimonio" y que se había "dado cuenta" de que había que hacer "unas matizaciones".Aparte de eliminar algunos detalles de su primera declaración con el fin de mitigar su implicación, Seguí endureció su discurso hasta cambiarlo casi por completo. Arremetió contra el alcalde, conocedora de que así rebajaría su posible pena. Al ser preguntada de nuevo si fue presionada, esta vez declaró: "Creo que el alcalde utiliza unos funcionarios para ello".
Concretamente a la ex secretaria de Jaime Massot (que actuaba "por indicaciones" de éste) o por el celador, quienes le indicaban que "diese salida a determinados expedientes".
También aseguró que se estaba "instrumentalizando" su persona. Y que incluso el alcalde la llamaba personalmente por teléfono para "conminarla a sacar urgentemente" determinados expedientes.
En su segunda declaración no se limita a decir que el alcalde la presionaba diciéndole que era urgente sino que añade una importante novedad: "Cuando el alcalde se interesaba por un expediente y presionaba para que se sacase era para que se informase favorablemente".