Andratx: Seguí: ´No vi al alcalde y al celador cobrar pero llevaban un alto tren de vida´ |
(Diari de Mallorca, 7/12/2006)
La ex arquitecta municipal admitió que consiguió una licencia para construir en Andratx
F.ARMENDÁRIZ/J.F.MESTRE PALMA.
María Isabel Seguí, la ex arquitecta municipal de Andratx salpicada por el caso Voramar, la supuesta trama de corrupción urbanística en torno a dicho Ayuntamiento, declaró ante el juez Álvaro Latorre que nunca había visto al alcalde de la localidad, Eugenio Hidalgo, al celador municipal de obras, Jaime Gibert, y al "asesor en la sombra" del consistorio, y director general de Ordenación del Territorio, Jaume Massot, cobrar a cambio de licencias irregulares, pero resaltó "el elevado tren de vida que llevaban".
Seguí aparece imputada en la causa, pero de facto se ha convertido en una de las principales "testigos de cargo". "No vi cobrar (sobornos) a Hidalgo, Massot ni al celador por las licencias urbanísticas en las que tuve presiones para tramitarlas con rapidez y no ponerles obstáculos", admitió la declarante.
La arquitecta en sus comparecencias ante la Policía Judicial y el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y, después, ante el magistrado instructor Latorre y el fiscal anticorrupción Juan Carrau, dibujó un panorama sobre el departamento de urbanismo más parecido a un "mercado" de licencias, que a una oficina encargada de velar por el escrupuloso cumplimiento de la legalidad.
La técnica acusó al alcalde y al destituido director general de Ordenación del Territorio del Govern, y antiguo factotum del área de urbanismo municipal, de presionarla, directa, o través de otros funcionarios allegados, para que agilizara determinados expedientes o no pusiera ninguna cortapisa a otros proyectos.
Seguí reconoció que ella misma se benefició de aquel clima de utilización de información privilegiada y de control de los resortes urbanísticos para conseguir una licencia de edificación en una cotizada zona de Andratx. Al parecer, Massot y el celador de obras también consiguieron licencias para construir en esa misma área.
La arquitecta señaló que su pasó por el área de urbanismo municipal fue un auténtico "calvario", que estuvo a punto de costarle incluso la salud.
De unos primeros meses de trabajo en los que su condición de "novata" le llevó a no enterarse muy bien de los presuntos tejemanejes que se cocían en aquella oficina, pasó a recibir múltiples presiones y sugerencias sobre determinados expedientes impulsados por Hidalgo y Massot.
Cuando la asesora en urbanismo se negó a doblegarse ante aquellas injerencias, fue "apartada" del negociado de licencias y relegada a tareas meramente intrascendentes. Seguí también ha contado cómo Hidalgo, que compaginaba la política con los negocios de promoción e intermediación inmobiliario, obtenía datos en su área sobre posibilidades o planes urbanísticos. Luego, al cabo de un tiempo, ella comprobaba cómo crecían las solicitudes de licencias en esas zonas.
La ex arquitecta municipal admitió que consiguió una licencia para construir en Andratx
F.ARMENDÁRIZ/J.F.MESTRE PALMA.
María Isabel Seguí, la ex arquitecta municipal de Andratx salpicada por el caso Voramar, la supuesta trama de corrupción urbanística en torno a dicho Ayuntamiento, declaró ante el juez Álvaro Latorre que nunca había visto al alcalde de la localidad, Eugenio Hidalgo, al celador municipal de obras, Jaime Gibert, y al "asesor en la sombra" del consistorio, y director general de Ordenación del Territorio, Jaume Massot, cobrar a cambio de licencias irregulares, pero resaltó "el elevado tren de vida que llevaban".
Seguí aparece imputada en la causa, pero de facto se ha convertido en una de las principales "testigos de cargo". "No vi cobrar (sobornos) a Hidalgo, Massot ni al celador por las licencias urbanísticas en las que tuve presiones para tramitarlas con rapidez y no ponerles obstáculos", admitió la declarante.
La arquitecta en sus comparecencias ante la Policía Judicial y el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y, después, ante el magistrado instructor Latorre y el fiscal anticorrupción Juan Carrau, dibujó un panorama sobre el departamento de urbanismo más parecido a un "mercado" de licencias, que a una oficina encargada de velar por el escrupuloso cumplimiento de la legalidad.
La técnica acusó al alcalde y al destituido director general de Ordenación del Territorio del Govern, y antiguo factotum del área de urbanismo municipal, de presionarla, directa, o través de otros funcionarios allegados, para que agilizara determinados expedientes o no pusiera ninguna cortapisa a otros proyectos.
Seguí reconoció que ella misma se benefició de aquel clima de utilización de información privilegiada y de control de los resortes urbanísticos para conseguir una licencia de edificación en una cotizada zona de Andratx. Al parecer, Massot y el celador de obras también consiguieron licencias para construir en esa misma área.
La arquitecta señaló que su pasó por el área de urbanismo municipal fue un auténtico "calvario", que estuvo a punto de costarle incluso la salud.
De unos primeros meses de trabajo en los que su condición de "novata" le llevó a no enterarse muy bien de los presuntos tejemanejes que se cocían en aquella oficina, pasó a recibir múltiples presiones y sugerencias sobre determinados expedientes impulsados por Hidalgo y Massot.
Cuando la asesora en urbanismo se negó a doblegarse ante aquellas injerencias, fue "apartada" del negociado de licencias y relegada a tareas meramente intrascendentes. Seguí también ha contado cómo Hidalgo, que compaginaba la política con los negocios de promoción e intermediación inmobiliario, obtenía datos en su área sobre posibilidades o planes urbanísticos. Luego, al cabo de un tiempo, ella comprobaba cómo crecían las solicitudes de licencias en esas zonas.