Artà: Boris Becker hace obras ilegales en su mansión 3 años después de ser multado y obligado a tirar 487 m2 |
(El Mundo, 2/08/2006)
La contumacia del tenista: ahora ha construido sin permiso una pista de baloncesto, un patio, cuatro porches y ha improvisado dos helipuertos
ESTEBAN URREIZTIETA
PALMA.- Tres años después de ser multado por hacer obras ilegales en su vivienda y de tener que derribar una buena parte de su mansión, Boris Becker vuelve a vulnerar las leyes urbanísticas en Son Coll, su residencia mallorquina en el municipio de Artà. El ex tenista alemán acaba de construir una cancha de baloncesto y ha cubierto varias de las zonas que precisamente se vio obligado a descubrir por exceder con creces el volumen de edificabilidad permitido.
La fórmula que ha empleado para acometer las nuevas obras ilegales es la misma que que tantos quebraderos de cabeza le ocasionó en el pasado: la de no solicitar las preceptivas licencias municipales e incumplir la normativa vigente. La pista que utiliza ahora Becker para practicar uno de sus deportes favoritos ha sido levantada junto a la que emplea para jugar al tenis desde que adquirió la casa.
Las nuevas edificaciones clandestinas, acometidas durante los últimos dos meses según han confirmado fuentes municipales, afectan además a varios de los elementos que tuvieron que ser reformados por orden de la Comisión Insular de Urbanismo del Consell de Mallorca, dirigida entonces por un Rafael de Lacy que obligó a Becker a cumplir escrupulosamente la ley.
El deportista construyó una mansión de 987,67 metros cuadrados a pesar de contar con licencia tan sólo para medio millar. Tras pleitear durante varios años con la Administración, la solución por la que finalmente optó pasó por el derribo de dos habitaciones y de los porches del patio principal, dejando únicamente en pie sus estructuras de madera.
Lo propio tuvo que hacer el ex tenista con dos de los pabellones que se encuentran ubicados junto a la piscina. Estos elementos también tuvieron que quedar completamente descubiertos para liberar así a la mansión del exceso de edificabilidad que albergaba.
En vísperas de este verano y cuando Son Coll acaba de ser puesta a la venta por un precio de salida de quince millones de euros, los porches que dan al patio principal del complejo volvieron a recobrar su aspecto inicial e ilegal al ser cubiertos por tejas.
Aspecto inicial
Las dos edificaciones de la zona de la piscina también han recuperado su techado originario con la ayuda del hormigón. Asimismo, en el patio principal de la vivienda se ha sustituido la tierra que lo cubría por cemento y al parecer se han improvisado varios helipuertos, sin haber sido consultado en ningún momento el Consistorio de Artà que dirige la socialista Maria Francisca Servera.
«Boris Becker no ha solicitado ningún permiso y no se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento durante los últimos tiempos», explicó ayer la primera edil a EL MUNDO/El Día de Baleares. Según precisó Servera, ni para acometer la pista de baloncesto ni para cubrir los porches, el patio principal o los pabellones de la piscina.
El tenista que se despidió de las pistas con seis Grand Slam en su haber (tres Wimbledon, dos Open de EEUU y un Abierto de Australia) adquirió su actual residencia mallorquina en 1997 por unos 500.000 euros. Entonces Becker levantó junto a la antigua possessió una mansión en toda regla. Eso, además de dos viviendas para los guardeses; tres para los invitados; garajes; salas de máquinas; y una majestuosa piscina junto a la cual el deportista edificó una instalación que alberga en su interior saunas, servicios y baños turcos.
Otras opciones
La casa del germano recobra las formas y los materiales utilizados en Mallorca desde tiempos inmemoriales. En algunas salas del interior de la planta noble de la vivienda principal, ha recuperado incluso el estilo mozárabe que imperó durante siglos en la Isla. Antes de recalar en Mallorca, Boris Becker fue tentado para establecer su residencia de verano en la Provenza francesa. Pero el alemán se decantó finalmente por Baleares.
En Artà levantó una mansión completamente distinta a las que ha tenido en Mónaco o en Miami. Extendida sobre un total de 125.000 metros cuadrados, la finca de Son Coll resulta de la agrupación de cuatro parcelas que Boris Becker ya ha puesto a la venta siguiendo el ejemplo de su compatriota Claudia Schiffer. La modelo vendió hace ya un año su mansión de Cap Adritxol (Andratx), también plagada de problemas urbanísticos.
La contumacia del tenista: ahora ha construido sin permiso una pista de baloncesto, un patio, cuatro porches y ha improvisado dos helipuertos
ESTEBAN URREIZTIETA
PALMA.- Tres años después de ser multado por hacer obras ilegales en su vivienda y de tener que derribar una buena parte de su mansión, Boris Becker vuelve a vulnerar las leyes urbanísticas en Son Coll, su residencia mallorquina en el municipio de Artà. El ex tenista alemán acaba de construir una cancha de baloncesto y ha cubierto varias de las zonas que precisamente se vio obligado a descubrir por exceder con creces el volumen de edificabilidad permitido.
La fórmula que ha empleado para acometer las nuevas obras ilegales es la misma que que tantos quebraderos de cabeza le ocasionó en el pasado: la de no solicitar las preceptivas licencias municipales e incumplir la normativa vigente. La pista que utiliza ahora Becker para practicar uno de sus deportes favoritos ha sido levantada junto a la que emplea para jugar al tenis desde que adquirió la casa.
Las nuevas edificaciones clandestinas, acometidas durante los últimos dos meses según han confirmado fuentes municipales, afectan además a varios de los elementos que tuvieron que ser reformados por orden de la Comisión Insular de Urbanismo del Consell de Mallorca, dirigida entonces por un Rafael de Lacy que obligó a Becker a cumplir escrupulosamente la ley.
El deportista construyó una mansión de 987,67 metros cuadrados a pesar de contar con licencia tan sólo para medio millar. Tras pleitear durante varios años con la Administración, la solución por la que finalmente optó pasó por el derribo de dos habitaciones y de los porches del patio principal, dejando únicamente en pie sus estructuras de madera.
Lo propio tuvo que hacer el ex tenista con dos de los pabellones que se encuentran ubicados junto a la piscina. Estos elementos también tuvieron que quedar completamente descubiertos para liberar así a la mansión del exceso de edificabilidad que albergaba.
En vísperas de este verano y cuando Son Coll acaba de ser puesta a la venta por un precio de salida de quince millones de euros, los porches que dan al patio principal del complejo volvieron a recobrar su aspecto inicial e ilegal al ser cubiertos por tejas.
Aspecto inicial
Las dos edificaciones de la zona de la piscina también han recuperado su techado originario con la ayuda del hormigón. Asimismo, en el patio principal de la vivienda se ha sustituido la tierra que lo cubría por cemento y al parecer se han improvisado varios helipuertos, sin haber sido consultado en ningún momento el Consistorio de Artà que dirige la socialista Maria Francisca Servera.
«Boris Becker no ha solicitado ningún permiso y no se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento durante los últimos tiempos», explicó ayer la primera edil a EL MUNDO/El Día de Baleares. Según precisó Servera, ni para acometer la pista de baloncesto ni para cubrir los porches, el patio principal o los pabellones de la piscina.
El tenista que se despidió de las pistas con seis Grand Slam en su haber (tres Wimbledon, dos Open de EEUU y un Abierto de Australia) adquirió su actual residencia mallorquina en 1997 por unos 500.000 euros. Entonces Becker levantó junto a la antigua possessió una mansión en toda regla. Eso, además de dos viviendas para los guardeses; tres para los invitados; garajes; salas de máquinas; y una majestuosa piscina junto a la cual el deportista edificó una instalación que alberga en su interior saunas, servicios y baños turcos.
Otras opciones
La casa del germano recobra las formas y los materiales utilizados en Mallorca desde tiempos inmemoriales. En algunas salas del interior de la planta noble de la vivienda principal, ha recuperado incluso el estilo mozárabe que imperó durante siglos en la Isla. Antes de recalar en Mallorca, Boris Becker fue tentado para establecer su residencia de verano en la Provenza francesa. Pero el alemán se decantó finalmente por Baleares.
En Artà levantó una mansión completamente distinta a las que ha tenido en Mónaco o en Miami. Extendida sobre un total de 125.000 metros cuadrados, la finca de Son Coll resulta de la agrupación de cuatro parcelas que Boris Becker ya ha puesto a la venta siguiendo el ejemplo de su compatriota Claudia Schiffer. La modelo vendió hace ya un año su mansión de Cap Adritxol (Andratx), también plagada de problemas urbanísticos.
Becker ya tuvo que derribar 487 m2 de su mansión y abonar una multa de 240.000 ¤
El Consell le obligó a tirar una parte de su complejo por superar el volumen de edificabilidad permitido
ESTEBAN URREIZTIETA
PALMA.- El siete de julio de 2003 un grupo de operarios armados con picos y palas demolieron los 487 metros cuadrados que Boris Becker había construido de más en su finca mallorquina de Son Coll. El ex tenista ponía así fin a varios años de pleitos con la Administración, legalizaba hasta el último centímetro de su mansión y prometía entre los suyos que no volvería nunca más a incurrir en un error que le valió innumerables críticas tanto procedentes de la prensa española como, sobre todo, de la germana.
Adquirió la possessió en 1997 por medio millón de euros. Buscaba un lugar alejado del mundanal ruido donde evadirse en compañía de su familia y amigos. Ni siquiera le importó que no contara con vistas al mar y que a la zona no llegara la electricidad. Quería perderse con los suyos.
Levantó un lujoso complejo de 987 metros cuadrados en el que no faltaba un solo detalle. Sin embargo, la ley no le permitía exceder del medio millar. La Comisión Insular de Urbanismo decidió, tras examinar el expediente urbanístico, que con Boris Becker no se haría ninguna excepción y que debía someterse a los dictados de la ley como si de cualquier otro ciudadano se tratase.
Los abogados del deportista arguyeron que el casi millar de metros cuadrados construidos se levantaba sobre cuatro parcelas distintas que fueron agrupadas. Intentaban así descargar el exceso de edificabilidad entre todas ellas. Pero este argumento fue finalmente desestimado.
Rafael De Lacy, que presidía entonces la Comisión que abordó la legalidad de la finca de Son Coll destacó que, «Becker agrupó las parcelas en una sola». De no haber sido así, «habría podido solicitar autorización para cuatro viviendas (cada parcela sobrepasa los 30.000 metros cuadrados)». El Consell de Mallorca insistió en que no legalizaría esta vivienda con el argumento que sigue: «Si hay que hacer una exoneración de la Ley de Suelo Rústico tiene que ser de forma general».
Nada de excepciones
Según explicó De Lacy, «no podemos hacer una excepción con el peligro de que mañana nos hallemos ante mil expedientes similares. Existen en Mallorca numerosas fincas de más de 150.000 metros cuadrados y si todo el mundo solicitase lo mismo, se crearía un grave problema». A la vista de que no cabía otra solución que el derribo, Becker reconvirtió los 500 metros cuadrados de más en porches y solariums, además de demoler dos habitaciones, que inicialmente fueron concebidas para albergar una sala de estudio para los hijos del tenista y una biblioteca.
Asimismo tuvo que hacer frente a una sanción económica que se rebajó hasta los 240.000 euros al haber demolido las ilegalidades pero que contando con las impuestas al arquitecto y al constructor, ascendió a 400.000 euros. Tres años después de la demolición, Becker vuelve a acometer obras sin licencia. Y lo hace en pleno proceso de venta de la vivienda, a la que pretende dar salida acuciado por las deudas que le persiguen desde hace tiempo.