Palma: los monjes que exigen que se proteja La Real realizan ahora obras en el monasterio sin licencia |
(El Mundo, 12/08/2005)
ESTEBAN URREIZTIETA
PALMA.- Los monjes de La Real han decidido ahora, por su cuenta y riesgo, y sin consultar a nadie, hacer obras en el monasterio. Acaban de instalar una puerta mecánica para blindar el edificio. Para ello han llevado a cabo una perforación en uno de los muros y han realizado una serie de modificaciones para instalar la maquinaria y el cableado de la nueva cancela.
Al tratarse de una edificación protegida y catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), cualquier cambio, por pequeño que sea, debe ser autorizado por la Comisión de Centro Histórico del Ayuntamiento de Palma, integrada por un nutrido grupo de especialistas. Desde técnicos municipales a arqueólogos pasando por los representantes políticos del Consistorio. Sin embargo, los monjes han decidido unilateralmente eludir este trámite.
Los frailes que exigen una y otra vez a las autoridades que protejan el monasterio y su entorno y se manifiestan en contra de la construcción del nuevo Hospital de Son Dureta en sus inmediaciones, se saltan ahora el cumplimiento de la ley que, de manera paralela, piden a las instituciones. Y la explicación de su actitud se encuentra en la negativa que ya les dio el Ayuntamiento de Palma hace unos meses cuando querían levantar un piso más.
Su prior, Antonio Vallespir, presentó un proyecto a Cort para construir «un altillo» que haría las veces de «biblioteca». El arquitecto que elaboró el proyecto argumentó ante el Consistorio que «las obras proyectadas» se adaptaban «al ambiente del edificio construido, no existiendo en las inmediaciones edificios de carácter artístico, histórico o arqueológico».
Y justificó la iniciativa aludiendo a «la falta de espacio para ordenar y clasificar el gran número de libros, cada día en aumento», lo cual constituía «el motivo por el cual la Comunidad de los Sagrados Corazones del Monasterio de la Real» promovió «este proyecto».
El prior señalaba también a su favor que «entre el techo del primer piso y el suelo del segundo, existe un espacio importante que no se aprovecha y es donde se pretende, utilizando este espacio y parte de la altura interior del primer piso, construir un altillo».
A pesar de las profusas explicaciones del proyecto, Cort contestó con un rotundo no. Y ahora, no han querido recibir la misma respuesta.
El foco de las críticas
La zona de Es Secar de La Real, como ya es sabido, la completará el nuevo hospital de referencia de Baleares. El nuevo Son Dureta se levantará sobre una superficie de 217.647 metros cuadrados de la finca de Son Espases. La superficie construida quedará reducida a 162.617 metros cuadrados. Y atenderá a 258.430 ciudadanos. Aparte de ello, como hospital de referencia, recibirá cualquier patología cuya complejidad haga necesaria su derivación hacia los equipos técnicos o humanos de mayor nivel de las Islas en cada área.
Para atender a esta población contará con 819 camas de hospitalización para periodos superiores a 24 horas, además de un hospital de día con 99 plazas. El 57% de las habitaciones de hospitalización serán individuales. La existencia de más de la mitad de camas en habitaciones individuales permite además ampliar la capacidad del centro en caso de necesidad. Contará además con veinte quirófanos y tres paritorios.
En su «lucha» contra la construcción del centro sanitario, cuya autorización definitiva se encuentra ahora en manos del Consell de Maria Antònia Munar, los monjes lo han intentado casi todo para evitar su construcción.
Hace varios meses, uno de los frailes del monasterio, el padre Francesc March llegó a echar mano de la Biblia. Invocó públicamente «a las grandes obras creadas por Dios» y aseguró que «nuestra tierra es tan bella que atrae a especuladores y por eso tenemos que ganar esta batalla en defensa de la naturaleza y de nuestra historia».
Una batalla en la que los monjes predican la existencia de un enemigo: EL MUNDO/El Día de Baleares, «que se ha posicionado del lado del Govern de Matas y de la lista de intereses especulativos inconfesables que hay detrás de la construcción del hospital en Son Espases».
El futuro de los deseos de estos monjes dependerá finalmente de una Munar que podría vengarse del PP por pactar en Calvià con el edil que la ha abandonado congelando uno de los proyectos estrella del Govern de Jaume Matas.
ESTEBAN URREIZTIETA
PALMA.- Los monjes de La Real han decidido ahora, por su cuenta y riesgo, y sin consultar a nadie, hacer obras en el monasterio. Acaban de instalar una puerta mecánica para blindar el edificio. Para ello han llevado a cabo una perforación en uno de los muros y han realizado una serie de modificaciones para instalar la maquinaria y el cableado de la nueva cancela.
Al tratarse de una edificación protegida y catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), cualquier cambio, por pequeño que sea, debe ser autorizado por la Comisión de Centro Histórico del Ayuntamiento de Palma, integrada por un nutrido grupo de especialistas. Desde técnicos municipales a arqueólogos pasando por los representantes políticos del Consistorio. Sin embargo, los monjes han decidido unilateralmente eludir este trámite.
Los frailes que exigen una y otra vez a las autoridades que protejan el monasterio y su entorno y se manifiestan en contra de la construcción del nuevo Hospital de Son Dureta en sus inmediaciones, se saltan ahora el cumplimiento de la ley que, de manera paralela, piden a las instituciones. Y la explicación de su actitud se encuentra en la negativa que ya les dio el Ayuntamiento de Palma hace unos meses cuando querían levantar un piso más.
Su prior, Antonio Vallespir, presentó un proyecto a Cort para construir «un altillo» que haría las veces de «biblioteca». El arquitecto que elaboró el proyecto argumentó ante el Consistorio que «las obras proyectadas» se adaptaban «al ambiente del edificio construido, no existiendo en las inmediaciones edificios de carácter artístico, histórico o arqueológico».
Y justificó la iniciativa aludiendo a «la falta de espacio para ordenar y clasificar el gran número de libros, cada día en aumento», lo cual constituía «el motivo por el cual la Comunidad de los Sagrados Corazones del Monasterio de la Real» promovió «este proyecto».
El prior señalaba también a su favor que «entre el techo del primer piso y el suelo del segundo, existe un espacio importante que no se aprovecha y es donde se pretende, utilizando este espacio y parte de la altura interior del primer piso, construir un altillo».
A pesar de las profusas explicaciones del proyecto, Cort contestó con un rotundo no. Y ahora, no han querido recibir la misma respuesta.
El foco de las críticas
La zona de Es Secar de La Real, como ya es sabido, la completará el nuevo hospital de referencia de Baleares. El nuevo Son Dureta se levantará sobre una superficie de 217.647 metros cuadrados de la finca de Son Espases. La superficie construida quedará reducida a 162.617 metros cuadrados. Y atenderá a 258.430 ciudadanos. Aparte de ello, como hospital de referencia, recibirá cualquier patología cuya complejidad haga necesaria su derivación hacia los equipos técnicos o humanos de mayor nivel de las Islas en cada área.
Para atender a esta población contará con 819 camas de hospitalización para periodos superiores a 24 horas, además de un hospital de día con 99 plazas. El 57% de las habitaciones de hospitalización serán individuales. La existencia de más de la mitad de camas en habitaciones individuales permite además ampliar la capacidad del centro en caso de necesidad. Contará además con veinte quirófanos y tres paritorios.
En su «lucha» contra la construcción del centro sanitario, cuya autorización definitiva se encuentra ahora en manos del Consell de Maria Antònia Munar, los monjes lo han intentado casi todo para evitar su construcción.
Hace varios meses, uno de los frailes del monasterio, el padre Francesc March llegó a echar mano de la Biblia. Invocó públicamente «a las grandes obras creadas por Dios» y aseguró que «nuestra tierra es tan bella que atrae a especuladores y por eso tenemos que ganar esta batalla en defensa de la naturaleza y de nuestra historia».
Una batalla en la que los monjes predican la existencia de un enemigo: EL MUNDO/El Día de Baleares, «que se ha posicionado del lado del Govern de Matas y de la lista de intereses especulativos inconfesables que hay detrás de la construcción del hospital en Son Espases».
El futuro de los deseos de estos monjes dependerá finalmente de una Munar que podría vengarse del PP por pactar en Calvià con el edil que la ha abandonado congelando uno de los proyectos estrella del Govern de Jaume Matas.
La protección que solicitaron para el edificio les impide ahora "tocarlo"
E.U.
El Boletín Oficial del Estado hizo pública el 26 de julio del 2004 la incoación del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) del Monasterio de la Real, y del sistema hidráulico de la Font de la Vila. En concreto, lo que se certificaba era el inicio del expediente para la protección del inmueble del citado monasterio con la categoría de monumento, del sistema hidráulico de la fuente y de toda la acequia denominada originalmente Ayn al Amir, situada cerca del kilómetro 8 de la carretera de Valldemossa.
La franja de 200 metros lineales que se establecía alrededor del conjunto histórico de La Real, impediría cualquier intervención tanto en ese monumento como en su entorno y, en todo caso, se debería contar para ello «con la autorización de la Comisión Insular de Patrimonio Histórico».
Sin embargo, la resolución que hacía pública el BOE sólo parecía afectar al inmueble gótico del Monasterio de La Real y a la Font de la Vila. Ni con perímetro, ni sin él, el futuro hospital de Son Dureta II se ve afectado por la posible declaración de BIC del Monasterio de la Real. Es más, la tramitación ahora del expediente para la conservación de este edificio, cuyo origen se remonta al siglo XIII, tiene como fondo la polémica surgida por la elección municipal del solar de Son Espases como sede del futuro recinto sociosanitario.
Pero ni la protección del edificio ha permitido acabar con la polémica vecinal ya que siguen firmes en su propósito de impedir la ejecución del proyecto de recinto hospitalario en los terrenos de este barrio. Como se recoge en la resolución queda suspendida la tramitación de las licencias municipales de parcelación, de edificación o de derribo en la zona afectada por esta incoación así como los efectos de las licencias ya concedidas. Y es precisamente la tramitación de este expediente lo que impide a los frailes ahora llevar a cabo cualquier tipo de modificación en el monasterio. Ya intentaron sin éxito pedir licencia para levantar y ahora ni se han molestado.