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Escorca: la cuenta atrás para Can Ganxo(El Mundo, 15/05/12008)ENRIQUE FUERIS. ESCORCA.- Vivienda privada, cuartel de carabineros, escuela de frailes... La siguiente reencarnación de Can Ganxo podría ser el polvo si finalmente se ejecuta la orden de Demarcación de Costas que obliga a sus actuales propietarios a demoler la centenaria casa enclavada en Cala Tuent. Con la cuenta atrás en marcha, éstos invierten el tiempo recogiendo firmas de ciudadanos en contra del derribo. La intención es anular el proceso de demolición, aplazado por Costas hasta octubre, e intentar que el Consell de Mallorca expropie la casa para convertirla en un refugio integrado en la Ruta de Pedra en Sec. Sobre la mesa, las más de 400 firmas de vecinos Sóller, Escorca y Fornalutx recogidas hasta el momento que instan a conservar la construcción apelando a sus valores históricos. Un ruego que no sólo tendrá que vérselas con la Ley, sino con las múltiples voces que claman por la desaparición de una edificación ensartada a 10 metros de la orilla de un enclave calificado como la última cala virgen de la Serra. Por lo que respecta a los supuestos valores de Can Ganxo, la Asociación para la Rehabilitación de Centros Antiguos (Arca) ha querido despejar dudas sobre su posicionamiento en un asunto en el que se vio mezclada hace poco. Según su portavoz, Joan Pascual, el edificio «no tienen ningún valor ni desde el punto de vista histórico ni desde el arquitectónico». Pascual pretende de esta manera desvincular el nombre de la asociación de cualquier proclama en pro de la conservación de la casa. Construida en 1902 por un particular para su propio disfrute de un entorno idílico durante los fines de semana, Can Ganxo fue utilizada en ocasiones durante los años 50 por los carabineros de la Guardia Civil. Posteriormente, el lugar fue aprovechado por los frailes del Monasterio de Lluc para dar clases a los niños. Tras un largo periodo en el que el silencio era lo único que cobijaban sus paredes, la casa fue adquirida por sus actuales propietarios en 1991. El proyecto de hacer de ella un restaurante no cuajó y la entrada en vigor de la Ley de Costas propició una orden ministerial para su demolición. La actual titular, Florentina Mora, no tira la toalla. En referencia a los trámites seguidos hasta ahora para intentar conservar la casa, Mora reconoce que "ha habido una serie de pasos que hemos equivocado", al tiempo que insiste en que no hay necesidad de demolerla. Según la propietaria, Can Ganxo "no impide la libre circulación de personas" y su derribo supondría un "agravio comparativo", habida cuenta de "la cantidad de casas construidas en la costa que nadie ordena tirar abajo". Último intento Cerca de 300 de las firmas recogidas (el grueso de ellas pertenecientes a vecinos de Sóller) fueron presentadas al Consell recientemente. Al tiempo que continuaba acumulando rúbricas, Mora ha enviado diversas misivas al Ministerio de Medio Ambiente y se ha entrevistado con la consellera insular de Medio Ambiente, Cati Julve, para tratar la posible expropiación de la casa por parte del Consell. A este respecto, Julve reconoce que la institución insular se encuentra con las manos atadas mientras siga en pie la resolución de Costas. En caso de que los abogados de Mora lograran que se anulara la orden, la consellera ve con buenos ojos su conversión en refugio para la Ruta de Pedra en Sec. "Nos parecería interesante convertirla en refugio pero en la situación actual no podemos ni hablar del tema", señala Julve para añadir una traba extra que no es otra que la financiación que precisaría tal empresa. No obstante, afirma que "si se anula la orden de derribo yo misma entregaría las firmas a Francina Armengol para transmitirle la voluntad de la gente". |